El mercado de la vivienda español se encuentra en pleno cambio de ciclo y en un proceso de adaptación tras la gran actividad inmobiliaria generada por la pandemia, al mismo tiempo que digiere la agresiva subida de tipos de interés impulsada por el Banco Central Europeo.
El primer semestre del año está marcado por una leve contracción de la participación e interacción de los ciudadanos con la vivienda. Sin embargo, los datos muestran que esta reducción se explica por la demanda que no logra completar el proceso de compra o de alquiler. Es decir, menos ciudadanos están encontrando lo que buscan en el mercado debido a que la escasa oferta no cumple con sus expectativas. De hecho, a pesar del endurecimiento del acceso a la financiación, la demanda de compra sigue sorprendiendo con niveles fuertes e intensos, esperando la mejora de las condiciones económicas por parte de la eurozona.
En este informe de Radiografía del mercado de la vivienda en el primer semestre de 2024 se pone de manifiesto el gran desequilibrio entre oferta y demanda existente tanto en la compra como en alquiler y detalla las consecuencias de inaccesibilidad sufridas tanto por compradores como por inquilinos, en los que se muestra cómo sus edades medias van elevándose a lo largo de los años.
Los jóvenes, que siguen siendo los más participativos en el mercado, presentan una tendencia frustrante que viene de cuando en 2022 el precio del alquiler comenzó a marcar máximos. Desde entonces, han perdido nueve puntos porcentuales de implicación siendo el segmento que más se ha alejado del mercado.
A pesar de ello, este año se produce un fuerte incremento de la valoración de la vivienda como un buen legado por parte de los jóvenes. Un signo de que la transformación del mercado está apostando hacia la vivienda en propiedad frente al alquiler, que, debido a los altos precios, en la mayoría de ocasiones se elige por obligación.
Por ello, es momento de poner el foco en la vivienda, donde se requieren estrategias que mitiguen la desigualdad en el sector, y puedan equilibrar los precios promoviendo el alquiler social y estimulando el arrendamiento privado. Es crucial aprovechar las oportunidades de rehabilitación de viviendas e implementar políticas urbanas que fomenten la regeneración y sostenibilidad de las ciudades, transformando el modelo de desarrollo urbano. Es decir, se necesitan medidas que busquen aumentar y mejorar la oferta de vivienda, respaldadas por políticas que fomenten la confianza y la transparencia en los mercados inmobiliarios.