Después de un auténtico boom inmobiliario vivido en el ejercicio anterior, en 2022 llega una leve moderación que busca el equilibrio dentro de un mercado con niveles máximos de actividad inmobiliaria. Las cifras de compraventas e hipotecas corroboran que el sector sale reforzado del impacto de la pandemia y que se ha restablecido rápidamente mostrando un gran dinamismo.
Pero la gran transformación viene marcada por el excepcional interés que se ha despertado por comprar vivienda, que continúa muy latente en la sociedad y que sigue creciendo desde entonces. Los ciudadanos han cambiado sus preferencias habitacionales buscando características como la amplitud y la salida al exterior en los inmuebles. Unos requisitos como la luz natural, las zonas ajardinadas, los espacios comunes e incluso la piscina, que se han convertido en lo más cotizado del mercado.
Paralelamente, los estímulos y las condiciones tan beneficiosas de los créditos hipotecarios -con fecha de caducidad en el segundo semestre de este año- han intensificado todavía más este impulso de compra de vivienda. Son factores que han potenciado el desequilibrio entre oferta y demanda, haciéndolo todavía más pronunciado. Esta compraventa tan enérgica ha provocado que nos encontremos ante una gran problemática que seguramente no se mitigue en el corto medio plazo: la escasez de stock.
Nos enfrentamos ahora a un parque de vivienda en venta muy reducido en comparación con la mayúscula demanda de compra existente. Lo que puede ocasionar que los precios extremen la tendencia al alza más rápido que tarde. Donde más se aprecia el desfase es en la tipología de vivienda de obra nueva, debido a la crisis logística y al encarecimiento del precio de los materiales de construcción, que han provocado la ralentización y paralización de la mayoría de las promociones
Sin embargo, es probable que la mayor subida de precios la registre el mercado del alquiler. Tras una caída histórica del precio durante 2021, y un descenso en la participación del lado de la demanda y de la oferta, el mercado cambia de tendencia hacia el tensionamiento del precio y vuelve a presentar máximos históricos por encima de los niveles alcanzados al inicio de la burbuja de 2007.
En esta radiografía del mercado se constata la mayor variación y cambio de etapa de los últimos años, donde la importancia de convertirse en propietario no deja de aumentar, así como también se refuerza la idea de la inversión en el inmobiliario como un valor refugio a través de uno de los activos más seguros que existen: la vivienda.
María Matos, directora de Estudios y Portavoz de Fotocasa