La vivienda de nueva construcción continúa con gran protagonismo en el sector, viviendo un gran auge tras el estallido de la Covid-19. La vivienda a estrenar cumple con las nuevas preferencias habitacionales de los ciudadanos al ofrecer características como la amplitud de estancias, la luz natural, las zonas exteriores y los espacios comunes. Son requisitos indispensables que solicitan los compradores y que vienen ‘de serie’ en las nuevas promociones. Además, las prestaciones proporcionadas por la obra nueva cumplen los parámetros de sostenibilidad y eficiencia energética como nueva necesidad de los usuarios, lo que hace que esta vivienda esté en una posición de ventaja frente a la de segunda mano. Por ello, la demanda de compra de obra nueva se ha incrementado en cinco puntos con respecto al año anterior, y ya roza niveles similares a los del inicio de 2020.
No obstante, una demanda tan alta deja entrever la escasez de esta tipología en el territorio español. Existe un desequilibrio muy notable entre la oferta y la demanda que provoca un repunte en el coste de la obra nueva. De hecho, aunque el principal impulso del comprador sea barajar la opción de vivienda de nueva construcción, el 74% termina descartándola. El principal obstáculo que se encuentran los potenciales compradores es el precio del inmueble, que consideran que no encaja en su presupuesto.
A pesar de los impedimentos, la vivienda de obra nueva se ha llevado una gran parte del pastel del récord de compraventas de los últimos 13 años, alrededor del 20% de las transacciones de vivienda pertenecen a esta tipología, vislumbrando una compra muy enérgica y un empuje al sector de la construcción muy significativo, tanto, que empiezan a surgir contratiempos como la falta de mano de obra.
Pero la gran transformación para este mercado viene marcada por la nueva realidad bélica en Europa, el estallido de la guerra en Ucrania ha impactado de forma adversa en el sector inmobiliario y más particularmente a partir del primer cuatrimestre se ha empezado a sentir de manera más directa en el mercado de la vivienda de obra nueva. El precio de los materiales de construcción, que estaban ya en máximos antes del comienzo del conflicto por el encarecimiento de la energía y que se han acrecentado con las problemáticas derivadas de la logística y los cuellos de botella, han obligado a los promotores y constructores a ralentizar la entrega de las nuevas promociones o incluso a retrasar el comienzo de las obras.
Esta condición ocasiona que la oferta se mantenga bajo mínimos y que el stock de este producto no se reponga en el medio plazo, por lo que el desajuste es cada vez mayor. Detrás de la falta de este tipo de vivienda también se encuentran las dificultades de los promotores no solo para obtener financiación o desarrollar la promoción, sino para realizar la compra de suelo. En estos momentos es crucial aumentar el inicio de nuevos proyectos para mantenernos alejados de las subidas del precio y facilitar el acceso a la vivienda de obra nueva.
Este informe toma el pulso a un mercado que inicia un nuevo ciclo, teniendo que hacer frente al encarecimiento de las materias primas y a la inflación mientras recibe el efecto dinamizador de la llegada de los fondos europeos Next Generation.