El mercado de la vivienda ha sido tradicionalmente uno de los refugios más sólidos para la inversión privada. Sin embargo, en un contexto de volatilidad económica y cambios en las condiciones financieras, el perfil del inversor inmobiliario y sus estrategias están evolucionando.
A lo largo de los últimos años, el interés por la vivienda como activo de inversión se ha mantenido fuerte, pero la tendencia reciente muestra ciertos signos de moderación. Si bien el 63 % de los demandantes de vivienda con fines inversores continúa viéndola como una vía de rentabilidad a largo plazo, este porcentaje se encuentra en su punto más bajo desde antes de la pandemia. La percepción de que los precios han alcanzado un techo en algunas zonas, junto con la reducción de la rentabilidad bruta del alquiler, ha llevado a que muchos inversores reconsideren sus estrategias.
El abultado incremento del precio de la vivienda, la escasez de oferta en determinadas ubicaciones y la dificultad para encontrar activos que cumplan con sus expectativas también pesan en las decisiones de quienes buscan altos rendimientos en el mercado. En paralelo, la desescalada de las bajas de tipos de interés a partir de la segunda mitad de 2024, puede estar incentivando a algunos inversores a esperar mejores condiciones de financiación antes de tomar una decisión definitiva.
Sin embargo, frente a otros activos como los Bonos del Estado o los depósitos bancarios, el ladrillo sigue siendo el activo estrella y se consolida como uno de los productos financieros de mayor rendimiento en los últimos años, y en muchos casos el que muestra la rentabilidad más alta. Según los datos del Índice Inmobiliario Fotocasa, comprar una vivienda y ponerla en alquiler recupera su tendencia al alza y se sitúa en niveles elevados con una rentabilidad bruta del 6,7%. Este dato es de los más altos de la serie histórica y casi dos puntos mayor que hace una década. Aunque ambos mercados presentan tendencia alcista, y el precio de la vivienda en venta ha cerrado con un incremento del 8,4%, el precio del alquiler lo ha hecho casi el doble, con un 14%. Por ello, la rentabilidad alcanza niveles positivos y debido a que el encarecimiento del alquiler está dándose en toda España, surgen nuevos puntos con altos rendimientos fuera de las plazas consideradas habituales.
Con mejores perspectivas del mercado, se fortalece el perfil del comprador con alta solvencia económica y con experiencia previa en el sector inmobiliario, como el inversor particular. Su figura aumenta en masculinidad, que se eleva 5 puntos hasta el 63% de los compradores y rebaja su media de edad en tres años hasta los 45.
Este informe de Fotocasa Research, que lleva realizándose cuatro años consecutivos, ofrece una comprensión sociológica de cuáles son las motivaciones, barreras y oportunidades que han definido la inversión en vivienda en 2024. Por lo que en este contexto, se confirma que la vivienda se posiciona no solo como una inversión segura y rentable a largo plazo, sino que también se revaloriza con el paso del tiempo.