2024-10-29T13:52:55+01:0028 octubre 2024|

El acceso a la vivienda se ha convertido en uno de los desafíos más complejos y transversales para la juventud actual en España. En un contexto económico marcado por la precariedad laboral, la inestabilidad y la temporalidad de los contratos, el sueño de formar un proyecto de vida propio se enfrenta a obstáculos que condicionan no solo el presente de nuestros jóvenes, sino también el futuro de nuestra sociedad en su conjunto. La vivienda, eje central en la construcción de una vida estable, se ha vuelto una utopía para muchos de ellos, lo que está fragmentando sus planes vitales y su estabilidad.

Hoy en día, los menores de 35 años representan el colectivo que interactúa con el mercado de la vivienda y al mismo tiempo, quienes más profundamente sienten los efectos de la crisis de la vivienda actual. Sus tasas de emancipación son decrecientes y se distancian cada vez más de la media europea, con cada vez más jóvenes postergando su salida del hogar familiar. Las razones principales son claras: sus ingresos no son suficientes. La falta de dinero es el principal motivo por el que el 53% de los jóvenes decide posponer la compra de una vivienda, una cifra que ha crecido significativamente en solo un año. A esto se suma el aumento imparable de los precios de alquiler, que absorben alrededor del 80% de sus ingresos, poniendo en riesgo su estabilidad financiera y, en consecuencia, su bienestar a largo plazo.

La situación se complica aún más cuando observamos que las políticas de vivienda actuales han sido ineficaces para mejorar su accesibilidad al hogar a lo largo de los años. En estos momentos, los jóvenes se encuentran atrapados en una paradoja: si el alquiler ha sido tradicionalmente la puerta de entrada al mercado inmobiliario, los elevados precios los están empujando hacia la propiedad, aunque esto implique retrasar aún más su emancipación o los planes de vida en pareja. Al final, sus expectativas de futuro se ven distorsionadas por la imposibilidad de encontrar una solución viable en el corto plazo.

La demanda de compra insatisfecha también tiene su origen en los precios, impulsados por la escasez de viviendas disponibles. El descenso notable del número de jóvenes que prevén adquirir una vivienda en el corto plazo es una señal de alarma, ya que este contexto indica que muchos jóvenes están desechando la idea de convertirse en propietarios, por su situación económica. Sin una intervención adecuada de políticas públicas que aborden de manera eficaz las barreras económicas y laborales, corremos el riesgo de seguir perjudicando el futuro de este colectivo.

Por ello, es fundamental que entendamos las profundas implicaciones que esto tiene para sus proyectos de vida. Este informe busca arrojar luz sobre esta problemática, detectando las demandas y necesidades de la población joven, para invitar a la reflexión sobre el tipo de sociedad que queremos construir. Porque el bienestar de nuestros jóvenes es el bienestar de nuestro futuro como sociedad.