El Índice de Precios (IPV) correspondiente al segundo trimestre de 2023, publicado hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE), refleja un aumento del 2,1% con respecto al trimestre anterior y un incremento interanual del 3,6%. Este ascenso constata la aceleración de la demanda de compra de vivienda que se ha reforzado y ha crecido a un ritmo muy rápido, sin dar tiempo a que el mercado pueda absorberla. Con una intención de compra intensa sobre el terreno, frente a la escasez de stock existente, que se hace cada vez más significativa, se produce un desequilibrio que empuja el precio al alza.
“Este nuevo dato vuelve a reforzar el crecimiento de la vivienda, a pesar de las bruscas subidas de tipos por parte del Banco Central europeo y de la escalada del Euríbor que ya supera el 4%. Esta situación de encarecimiento agresivo de la financiación, sumada a las tensiones inflacionistas ya tiene efectos en los bolsillos de las familias más vulnerables, que cada vez pierden más capacidad de compra, lo que influye en el enfriamiento de una parte de la demanda de adquisición, (alrededor del 28% de compradores ya desechan la idea de compra a corto plazo). Esta casuística es la que vemos reflejada en la ralentización de las operaciones de compraventa”, comenta María Matos, portavoz de Fotocasa.
“Sin embargo, la mayoría de la demanda de compra continúa fuerte e intensa. El interés por comprar vivienda cambia de perfil hacia uno más específico conformado por ciudadanos solventes de nivel socioeconómico alto, que probablemente tengan expertise en el mercado inmobiliario. Como es propio del momento de incertidumbre económica, también surgen nuevas figuras como pequeños ahorradores y grandes inversores, además de compradores extranjeros, que no son tan vulnerables al cambio de política monetaria al precisar menos financiación bancaria”, explica María Matos, directora de Estudios de Fotocasa.
“En cuanto al precio, el Índice Inmobiliario Fotocasa sigue mostrando los incrementos más altos de su historia a nivel interanual en junio con un 10,8% y coincide exactamente con la cifra trimestral del INE reflejando una subida del 2,1%. Por lo tanto, todavía existe una demanda latente que continúa manteniendo el precio al alza, y que hace que los propietarios todavía se resistan a bajar precios. Probablemente una parte importante de este interés que permanece sea porque hay muchos ciudadanos esperando a que se produzca una gran bajada de precios. Una situación que es difícil que se produzca”, asegura la portavoz.
“De momento, no se prevén bajadas significativas en el precio, lo que sí es seguro es que las tensiones entre oferta y demanda dificultarán una corrección extensa. El interés por comprar todavía supera los niveles prepandemia, y la reducción de la oferta durante este pasado ejercicio, complicará todavía más poder llegar a un equilibrio rápidamente. A lo largo del 2023 es probable que se detecten fluctuaciones del coste de la vivienda al alza o a la baja, ya que el mercado buscará adaptarse al nuevo cambio en la política monetaria, e incluso, es esperable algún ajuste en zonas concretas de baja demanda, pero alejado de grandes descensos”, comenta María Matos, directora de Estudios.
“Una mención especial merece la vivienda de obra nueva, ya que el precio se incrementa un 1,7% en este primer trimestre y un 7,7% a nivel interanual. Esta tendencia se mantendrá en el largo plazo debido a que esta tipología de vivienda a estrenar está viviendo un auge sin precedentes. De hecho, esta tipología de vivienda no creemos que vaya a sufrir moderaciones e incluso si la demanda continúa tan fuerte en los próximos meses veremos cómo sigue incrementado el precio. No solo por la inflación desbocada, que afecta al coste de los materiales, a la producción y logística, que ha ocasionado la ralentización y paralización de algunas promociones, sino por los escasos niveles productivos de la obra nueva. Las dificultades de los promotores y constructores para comprar suelo finalista, la falta de mano de obra cualificada en el sector y el aumento del precio de los materiales derivados del encarecimiento de la energía y de la guerra en Ucrania, está causando que el stock esté bajo mínimos”, asegura la directora de Estudios.
“Debemos de tener en cuenta que venimos de dos años de gran actividad de compraventas. Un gran volumen de producto se ha vendido sin que le dé tiempo a reponerse, por lo tanto, el desfase entre oferta y demanda es real, ocasionando tensión en los precios”, concluye la directora de Estudios.