“El desarrollo sostenible consiste en satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para cubrir sus propias necesidades”. Así se definió por primera vez el concepto de desarrollo sostenible en 1987 en el Informe Brundtland, también titulado “Nuestro futuro común”, elaborado por la Organización de las Naciones Unidas.
En los últimos años, hemos sido testigos de la creciente importancia de la sostenibilidad en nuestra sociedad. Asimismo, los criterios ESG (Environmental, Social y Governance) han irrumpido con fuerza en todos los sectores de la sociedad, no solo como una tendencia, sino como una clara necesidad para alcanzar la neutralidad climática en 2050.
En este contexto, el sector inmobiliario, responsable del 36% de las emisiones de CO2 y del 40% del consumo energético a nivel europeo, según la Comisión Europea, juega un papel clave en la lucha contra el cambio climático. Por este motivo, el sector tiene la misión de convertirse en un agente facilitador en el proceso de descarbonización y rehabilitación energética de los hogares, promoviendo el cumplimiento de estándares que garanticen un futuro más sostenible y eficiente.
La concienciación ambiental por parte de la sociedad también ha comportado un cambio de paradigma en el sector, que experimenta una mayor demanda de viviendas sostenibles por parte de los compradores y usuarios. Así, la eficiencia energética y el respeto por el medioambiente se han convertido en factores clave para aquellos que buscan una vivienda.
Por ello, impulsar la sostenibilidad en el sector inmobiliario es fundamental para avanzar hacia un modelo más eficiente y respetuoso con el entorno. El inmobiliario tiene el reto de promover la aplicación de criterios sostenibles, implementando materiales eficientes, haciendo una gestión eficiente de los recursos naturales, y diseñando espacios que fomenten la salud y bienestar de sus usuarios. De esta manera, la construcción y el uso de edificios sostenibles no solo contribuyen a la reducción de la huella de carbono, sino que también generan beneficios económicos y sociales.