Los menores de 35 años son el mayor reto que tiene el sector inmobiliario por delante. Son el colectivo que más participa en el mercado y quien mantiene una relación con la vivienda cada vez más complicada.
El mayor obstáculo al que tienen que hacer frente es su situación laboral. Ostentan la segunda tasa de paro juvenil más alta de toda Europa con el 28,9% de desempleo. Llevan por contrato la precariedad, la temporalidad y ganan una cuarta parte menos que la media en sus nóminas. Esta inestabilidad hace que España se encuentre a la cola de emancipación en la lista europea con una media de edad que roza los 30 años, por eso, casi el 40% de los jóvenes viven todavía en la casa de sus padres.
Sin embargo, el impacto del coronavirus, el estallido de la guerra en occidente y el ambiente de incertidumbre económica en el que respiran, no han frenado sus aspiraciones ya que los jóvenes buscan, ahora, más vivienda que antes de la pandemia. Los menores de 35 años son el gran motor del mercado de la vivienda, casi el 50% de ellos está activo en el mercado -una cifra muy por encima de las franjas de edad más maduras-. De hecho, son el único colectivo que ha incrementado su participación con la vivienda, y se sitúa 17 puntos por encima de la media general de actividad.
A pesar de las dificultades, los jóvenes reflejan su naturaleza de atrevimiento y esperanza frente a los cambios, ven la agitación del mercado como un momento interesante en el que encontrar buenas oportunidades, y por eso se ha disparado la demanda de compra entre ellos, alcanzando los niveles de interés en adquirir una vivienda más altos de todo el recorrido histórico. Se produce así, un cambio en las preferencias habitacionales de los jóvenes que empiezan a priorizar el hecho de convertirse en propietarios. Sin embargo, es aquí donde se detecta la mayor frustración, sus planes no son factibles: el acceso de forma precaria al mercado laboral les impide ahorrar para poder hacer frente al pago de una hipoteca y se ven obligados a buscar una vivienda en el mercado del alquiler, como única alternativa.
En este informe se refleja la existencia de una realidad social en la que el precio de la vivienda no ha evolucionado a correlación con el incremento de los salarios, y por lo tanto quedan patentes las necesidades y obstáculos del futuro de nuestra sociedad. Otra de las razones causantes de la tendencia alcista de los precios es la escasez de oferta tanto en el mercado del alquiler como en el mercado de la compra, que empuja el precio de la vivienda al alza poniéndoselo cada vez más difícil a los jóvenes.
Aunque en este 2022, comenzamos a ver destellos esperanzadores para los menores de 35 años. La administración empieza a ser consciente de la magnitud del problema y ha iniciado una serie de medidas con el objetivo de facilitar el acceso a la vivienda de este colectivo. Este año se han aprobado dos ayudas, una a nivel nacional -bono joven- y otra a nivel autonómico en la Región de Murcia y en la Comunidad de Madrid -aval en la compra-, que pretenden paliar la subida de precio de los alquileres e impulsar a los menores de 35 años en la compra de su primera vivienda. ¿Qué futuro les espera a los jóvenes?, ¿podrán mirar al futuro con esperanza? El compromiso es de todos.