- En un año se incrementa en un 8% las mujeres que han comprado o tenían intención de comprar vivienda en 2018
- Mayoritariamente los compradores de vivienda buscan en Madrid (25%) o en Cataluña (19%)
- El vendedor de vivienda es un hombre (57%), con una edad media de 50 años y el 40% es de clase social media
El 57% de las personas que compraron o intentaron comprar una vivienda el pasado año fueron mujeres, de clase social media alta (el 45%) y en su mayoría (34%) tienen entre 35 y 44 años. Este es el perfil del comprador de vivienda particular en 2018 y que no ha cambiado mucho respecto a 2017, aunque sí que hay alguna pequeña diferencia. El cambio más significativo respecto a 2017 es que se ha incrementado en un 8% las mujeres que han comprado o intentado comprar una vivienda en 2018. Así, si en 2017 fueron un 53% de mujeres, en 2018 este porcentaje se eleva hasta el 57%. Así se desprende del informe “Experiencia en compra y venta en 2017-2018” elaborado por el portal inmobiliario Fotocasa con la intención de trazar una exhaustiva radiografía para conocer el mercado de la compra tanto desde el punto de vista de la oferta particular como de la demanda particular.
Respecto a la edad, el comprador de vivienda o aspirante a serlo tiene entre 35 y 44 años (el 34% del total) y respecto a 2017 se observa un decrecimiento en la participación de los jóvenes de 25 a 34 años (28% en 2018 versus al 31% en 2017) a favor principalmente del grupo de 45 a 55 años (22% en 2018 versus al 19% en 2017). El 40% vive con su pareja e hijos y pertenece a una clase social media-alta (45%), tiene unos ingresos brutos entre 20.000 y 30.000 euros anuales (28%) y vive mayoritariamente en la Comunidad de Madrid (25%) o en Cataluña (19%).
En cambio, el vendedor de vivienda particular está mayoritariamente protagonizado por hombres (57%), con una edad media de 50 años (sobre todo lo conforman hombres entre 55 y 75 años) y el 40% es de clase media. A nivel territorial, el 19% son de Madrid y Andalucía (17%) y este año pierde presenta global el vendedor de Cataluña y Valencia.
La variación más relevante con respecto al año pasado se sale de los márgenes de este cuadro principal: los vendedores de clase social baja sólo representan el 8% del total y por eso no parecen especialmente relevantes, pero ese porcentaje es significativamente más alto que el 2% de 2017. El dato de los vendedores de ingresos inferiores a 10.000 euros (ha pasado del 9% en 2017 al 12% en 2018) apuntala esta tendencia.
Si se profundiza un poco se descubre que este cambio viene provocado por la pretensión de vender de los propietarios más mayores, los que están entre 55 y 75 años. Son estos vendedores senior y de bajos ingresos los que han ganado protagonismo con respecto al año 2017.
Sacar conclusiones al respecto resulta muy complicado, pero hay tres factores sociales que pueden tener relación con esta tendencia: la incertidumbre sobre el futuro de las pensiones, la subida de los precios que, tras años de crisis, hace que en este momento resulte más atractiva la venta y las dificultades económicas por las que aún atraviesan algunas familias.
“El 44% de los potenciales vendedores señalan que el principal motivo que les lleva a desprenderse de su vivienda es por necesidades personales, aspecto que adquiere más relevancia entre los propietarios de más edad y que explicaría en parte este incremento de vendedores más mayores y con menores ingresos. El segundo motivo que señalan los vendedores (29%) es que tienen previsto comprarse otra vivienda”, añade Beatriz Toribio, directora de Estudios de Fotocasa.
Hombres que venden, mujeres que compran
El perfil de los compradores y el de los vendedores (o aspirantes a serlo) tienen pocas cosas en común, como es lógico. Resulta especialmente significativa la diferencia por sexos: las mujeres tienen mayor relevancia que los hombres por el lado de la compra, mientras que ocurre al revés en el caso de la venta, son un 57% de los particulares que compran o pretenden comprar, mientras que entre quienes venden son los hombres los que representan idéntico porcentaje.
A esa comparación se le puede añadir el factor de edad: los compradores son mucho más jóvenes (los que están entre 25 y 44 años suponen el 62%) que los vendedores (el 65% de ellos tienen entre 45 y 75 años). Es una diferencia perfectamente lógica en términos vitales, puesto que para que un particular pueda vender un piso tiene que haberlo comprado (o heredado) antes.
En cuanto a los ingresos, en torno a la mitad de los particulares que intervienen en el mercado de compraventa de vivienda (bien sea desde el lado de la oferta o desde la demanda) se mueven entre los 10.000 y los 30.000 euros brutos anuales: el 45% de los vendedores y el 53% de los compradores están en esa horquilla. Los ocho puntos de diferencia entre unos y otros hay que buscarlos en la citada anomalía del 12% de vendedores que asegura tener ingresos inferiores a los 10.000€, un porcentaje que es apenas del 6% entre los compradores.