El mercado del alquiler ha ganado mucho terreno en nuestro país en los últimos años. Aunque seguimos muy lejos de los estándares europeos – de media un 30% de la población de la Unión Europea vive en régimen de arrendamiento– ya casi el 21% de la población española vive de alquiler frente al 79% que lo hace en propiedad. Antes de que estallara la crisis, apenas lo hacía entre un 7 y un 9%.
Son diferentes las razones que han provocado este avance, como el cambio de mentalidad a favor de esta forma de vida o el interés por parte de los inversores por un mercado incipiente en España que tendría que ir a más teniendo en cuenta los cambios sociodemográficos a los que estamos asistiendo. Y como no, el fenómeno del alquiler turístico, que si bien no es el único culpable de las fuertes subidas de precios del alquiler, sí es un factor importante que explica buena parte de lo que está ocurriendo.
Pero por encima de éstas y otras causas, el principal factor que ha hecho crecer este mercado es una demanda que, recién salida de una fuerte crisis económica, ante la imposibilidad de acceder a la compra de una vivienda por falta de recursos, de financiación o ambas, se refugia en el mercado del alquiler.
Todos estos factores hicieron que los precios se encarecieran hasta tal punto, que se llegaron a superar muchos de los registros del pasado. Fotocasa estudia el precio del alquiler desde el año 2005, lo que nos permite tener uno de los más importantes históricos sobre el precio de oferta de alquiler de nuestro país. A falta de datos oficiales, nuestro índice es fuente de referencia para diferentes organizaciones y administraciones, como el Ministerio de Fomento. En 2017, el Índice Fotocasa registró una subida media del alquiler en España del 9%, el incremento más alto de todo nuestro histórico.
El precio medio del alquiler no ha dejado de subir desde marzo de 2015 hasta agosto de 2018, es decir casi tres años y medio de incrementos interrumpidos. En ciudades como Madrid y Barcelona, los precios ya están por encima de los máximos de los años del boom y, de media, un piso de 80 metros cuadrados se oferta a 1.200-1.300 euros, precios muy altos teniendo en cuenta el salario medio mensual de un español (1.889 euros brutos), según el INE. ¿Qué consecuencias tiene todo esto? Un importante retroceso de la demanda en comparación con lo que veíamos hace un año: si en 2017, un 14% de los españoles alquiló o intentó alquilar una vivienda o una habitación, en 2018 lo hizo un 9%.
Esta es una de las principales conclusiones de este informe, y que ya hemos visto en otros estudios precedentes del proyecto Fotocasa Research. En «Los jóvenes y la vivienda«, se ponía de manifiesto la importante caída de la participación de este segmento de la población en el mercado del alquiler con respecto al año anterior, con datos tan preocupantes como que un 58% menos de jóvenes de 18 a 24 años lograr alquilar una vivienda en el último año.
«Experiencia en el alquiler 2017-2018» pone de manifiesto que además de la menor participación de los españoles en este mercado como consecuencia de esos precios tan elevados, se observan cambios en la visión de los inquilinos. La compra gana terreno en detrimento del alquiler y se evidencia que buena parte de ellos se refugian en este mercado ante su imposibilidad
de comprar. Ya hay tantos detractores como defensores de que “alquilar es tirar el dinero” (33%), cuando hace un año eran más los que se oponían a esta idea que los que la defendían. Un 51% de los activos en el mercado del alquiler aseguran que comprar es una buena inversión y un 60% considera que en estos momentos compensa más pagar una hipoteca que un alquiler.
Con estas ideas en favor de la propiedad, no nos debe extrañar que casi la mitad (47%) de quienes alquilaron o intentaron alquilar en el último año aseguren que lo hacen porque su situación económica les impide comprar. Y es precisamente su economía y los elevados precios de la vivienda en venta lo que explica que, pese a este sentimiento a favor de la propiedad, la intención de compra de los inquilinos no varíe con respecto al año pasado.
Somos un país de propietarios y, a igualdad de precios, optaremos por la compra antes que por el alquiler siempre que podamos, como reflejan nuestros datos. Si queremos porcentajes de personas que viven en régimen de arrendamiento similares a las de nuestros países europeos, necesitamos una oferta más asequible para la población. Si no, buena parte de la demanda seguirá fuera del mercado, tanto de compra, como de alquiler.
Beatriz Toribio
Directora de Estudios y Asuntos Públicos